Javier Canché, un constructor de sueños.
Dice
un famoso autor que “la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace la vida
interesante”, pero en tu caso yo añadiría que no se trató de un sueño, sino de
la construcción permanente de ellos, tanto de los propios como de los ajenos,
sin importar cuán simples o difíciles parecieran.
Recibir
la noticia de tu partida, al menos en mi caso, fue tan duro como recibir la de
la partida de mi padre, que si algo tienen en común más allá de que los dos se
llamaban Javier y que ambos partieron a ese nuevo viaje desde Mérida, es que se
nos fueron antes de tiempo y que la ausencia de uno duele tanto como la
ausencia del otro.
Hace
unos días, tu mamá nos pidió platicar algunas historias, anécdotas o
experiencias que hubiéramos compartido contigo, hablaron algunos de tus grandes
amigos mientras todos escuchábamos con atención; todas fueron historias
divertidas y cómo podría ser de otra manera tratándose de ti. En cierto momento
me pidió también a mi compartir algo y fue poco lo que pude decir, no solamente
porque la voz se me cortaba, sino porque quería transmitir algo que realmente
te caracterizara, además de lo divertido.
Estando
ahí, sentado frente a todos, solamente pude decir que las historias de escalada
eran muchas y entonces me limité a platicar como nos ayudaste a construir un
pequeño pero ansiado sueño; fui muy breve, el más breve diría yo, pero desde
ese momento me vino a la mente compartir tu verdadera esencia, la de un constructor
de sueños, como dije al principio, de los propios y de los ajenos.
Porque
tu esencia está plasmada en innumerables lugares y cosas, pero más allá de eso,
todos los que tuvimos la fortuna de conocerte, sabemos que algo de ti se quedará
por siempre en nosotros también. Construiste agarres, construiste muros,
construiste rutas (entre muchísimas otras cosas que hiciste) y estoy seguro de
que todos por lo menos una vez soñamos en esos agarres, en esos muros y en esas
rutas.
Habrá
quienes soñaron desde ser campeones nacionales, hasta quienes sueñan con ser
campeones del mundo; desde quienes soñaron tener un muro en casa, hasta quienes
deseamos un espacio para compartir la escalada; desde quienes escalaron una vez
en su vida sin imaginar que fuiste tú quien trazó la ruta, hasta quienes
llevamos más de media vida escalando y hemos soñado una y otra vez subiendo tus
rutas.
Y
citando nuevamente al autor “tú has sido capaz de cumplir tu Leyenda Personal, aquello
que siempre deseaste hacer; porque seas quien seas o hagas lo que hagas, cuando
deseas con firmeza alguna cosa, es porque este deseo nació en el alma del
Universo, es tu misión en la Tierra y cuando es así, todo el Universo conspira
para que realices tu deseo”. Y así fue.
Definitivamente
hubo muchas historias, anécdotas y experiencias, días de escalada y de trabajo,
diseñando bloques o equipando rutas, corriendo de las avispas o simplemente
charlando, en Jilotepec o en Actopan, riendo o muertos de la risa, pero de
todas esas historias prefiero compartir la del inicio, prefiero compartir que
fuiste un gran amigo, pero sobre todo y mejor que nadie, que fuiste un
auténtico constructor de sueños.
Siempre te vamos a recordar tocayo.
Wow!! Sin palabras que comentar porque acotaría "el poema" vertido en todos y cada uno de los textos escritos por "Javier para Javier".
ResponderEliminarMuy bueno. Me gusto muchsimo!
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