Al cumplir 41 años
decidí “inventarme” un proyecto que me ayudara a permanecer motivado, pero
sobre todo que me empujara hacia terrenos poco transitados. Es decir, no sólo
seguir llevando mi escalada tan lejos como me sea posible, sino también probar
nuevas vertientes, volver a poner en práctica las que habían quedado en el baúl
de los recuerdos y aprovechar todo lo que resulte de utilidad para seguir
creciendo.
Hace unas semanas
logré el 3er ascenso de “Doomsday”, una línea que sin duda se convertirá en uno
de los clásicos de Jilotepec. Al principio todo apuntaba que sería un nuevo
5.14a de la zona, pero creo que el tiempo lo consolidará como un 5.13d
brutalmente divertido; y es que en lo personal prefiero los 5.13d duros, que
los 5.14a “fáciles” (si se les puede llamar así).
Y para dar
continuidad a mi proyecto 40+1, recibí una propuesta que formaba parte de mis
planes a retomar, pero he de reconocer que llegó sorpresiva y repentinamente,
casi casi de rebote (o mejor dicho de rebote). Me invitaron a participar en la
competencia de exhibición del 1er Abierto de Bloc-E en la categoría PRO. Siempre he pensado que las buenas oportunidades no son las que se
presentan, sino las que se aprovechan, así que decidí aprovechar la oportunidad
de participar con algunos de los escaladores más fuertes de México en la
modalidad de boulder, que definitivamente no es mi especialidad.
Tenía prácticamente
13 años sin competir formalmente y menos compartiendo la categoría con
tremendas máquinas, quienes en dicha modalidad no sólo me pueden doblar la
fuerza, sino que además casi les podría doblar la edad. Pero desde que recibí
la invitación mis objetivos fueron bastante claros: DIVERTIRME (como nunca
antes en una competencia, porque en realidad nunca las disfruté y por eso me
alejé de ellas); APRENDER ALGO NUEVO (toda experiencia debe traer consigo
aprendizaje); y DAR LO MEJOR DE MI (si no, para qué ir).
Definitivamente
cumplí mis objetivos e incluso superé mis expectativas. Tal y como lo leí
alguna vez: “Las manos en la roca, los pies en el suelo”. Para poder ganar se
tendrían que haber alineado los astros como 2 mil veces, pero para superarme a
mí mismo sólo fue necesario decir sí a la invitación. A mis 41 años me divertí
como niño en feria, me traje nuevas enseñanzas a casa y sé que di lo mejor que
tenía ese día. Pero lo mejor, fue que pude compartirlo con quienes más amo en
ésta vida.
Gracias má (y familia) por seguir creyendo en mí
y en mi escalada; gracias TUTU por siempre estar ahí; y gracias a mí mismo por
darme la oportunidad de no tener miedo a fallar.
La escalada en una forma de vida que muchos llevamos en el corazón, aunque por una u otra razón nos hayamos alejado de ella...
ResponderEliminarFelicidades por el continuo crecimiento!!!
Siempre es un espectáculo verte escalar, desde que veo tus publicaciones lo es también leerte pero tu filosofía de la escalada (de vida) es inspiradora. Mucho éxito Javier
ResponderEliminarCada palabra que escribes está llena de pasión y amor, gracias por compartirlas y llenarnos de motivación.
ResponderEliminarHola Javier soy Jacobo Morfin, me recuerdas del karate? Un gusto saber de ti, me gustaria saludarte, un abrazo
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