Hace un par de semanas, lo que inició como un viaje
de trabajo terminó como un gran recordatorio… ¿Lo sabía…? Sí, desde luego que
lo sabía.
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De regreso, con el famoso libro ¿Lo sabía...? |
Tuve la oportunidad de ir a un evento que en ésta
ocasión he de reconocer, afortunadamente no era de escalada, de lo contrario el
efecto hubiera sido distinto. Se trataba de algo denominado “Running Weekend”,
en donde no sólo pude convivir con personas que a su manera también comparten
el amor por las montañas, sino que además tienen un alto compromiso con su
pasión y sus sueños, eso sin mencionar que también son grandes atletas y grandes
personas.
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Pura máquina, Chicho, Kari, Ché, Clau, Cone y Santi. |
La última vez decía que “había que viajar ligero
para regresar cargado” y sin duda no fue la excepción, el estar cerca de
personas que no viven soñando, sino que sueñan viviendo es enriquecedor. Nos
ayuda a ver por rendijas olvidadas y nos hace recordar que no es algo nuevo, sino
que es algo que ya sabíamos, que ya sabemos y que solamente es necesario echar leña
nueva al fuego.
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El gran Ché, un apasionado total. |
Pero también es importante estar abierto a cosas
nuevas y entender que lo que más nos apasiona no lo es todo, al menos no para
todos y eso es muy bueno. Si no hubiera otra cosa más que la escalada, ya no
habría rutas nuevas por descubrir o paredes vírgenes por escalar, todo ya
estaría hecho y sólo nos quedaría formarnos en interminables filas para subir
por caminos ya mil veces recorridos.
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Santi encadenando el Domingo pasado. |
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La Miss |
Después de ese viaje hasta mi larga lesión de los
codos me parece más llevadera. Regresé a escalar, motivado como siempre, con ganas
de apretar y de dar un pegue más… siempre uno más. Lleno de energía para
disfrutar de los encadenes de los demás, compartir betas y sobre todo seguir
cerca de las personas que como decía antes, sueñan viviendo. Eso siempre
reanima y motiva a que jamás te alejes de tus propios sueños.