domingo, 18 de diciembre de 2011

Una mirada al pasado (Parte 1)… “El Deseo”

Hace un par de semanas me encontré con el baúl de los recuerdos y corroboré que en efecto “el tiempo no pasa en vano”; no tengo un dato preciso de cuándo comencé a escalar pero atando algunos cabos (no sueltos pero sí algo flojos) llegué a la conclusión de que podría haber sido alrededor de 1990, que sin duda no es poco cuando pienso que mi esposa apenas tenía cinco años ó que algunos de los escaladores mexicanos más fuertes de la actualidad aún no nacían. Pero al poner especial atención en algunos detalles, hay cosas que me han hecho pensar que fue algunos años antes.

Tengo claro que el principal culpable de mis inicios en la escalada fue Daniel Larusso, sí el mismísimo Karate Kid; recuerdo que siempre fui un apasionado de los deportes, desde jugar bote pateado, que más que un juego era casi un deporte en sí mismo por lo mucho que corrías, hasta practicar de todo con los amigos de la cuadra, beisbol, futbol, tenis, carreras de bici ó avalancha “Apache”, pero sin duda alguna, el aprendiz de Mr. Miyagi marco el inicio de mi vida como escalador.


La película se estrenó en 1984 y recuerdo que al finalizar le dije a mi mamá que quería ser karateca, a los pocos días ella consintió mi “capricho” (como siempre lo ha hecho, como lo hace cualquier madre que ama a su hijo) y yo ya me encontraba en el Dojo, orgulloso de mi uniforme, pegando de gritos, rompiendo tablas y sintiendo que no habría Cobra Kai al que no pudiera vencer, pero en ese momento aún no imaginaba que la roca estaba más cerca que nunca.

Fue uno de mis maestros de Karate quien por primera vez me invitó a “escalar”… ¿escalar? Por qué no, como dije antes, siempre me gustaron los deportes. Y así fue, recuerdo que nos llevó a Los Remedios, sin duda unos Remedios muy distintos a lo que son hoy en día; en ese tiempo no había rutas deportivas, era más bien una escalada de aventura (y desconocimiento de nuestra parte), por los quizá cuatro clavos que podías encontrarte en 25 metros ó por nuestro improvisado equipo de seguridad, que incluía arneses confeccionados a mano con cintas de karate… insisto, una escalada de aventura y de mucha fortuna al poder contarlo.


Ese primer día recuerdo haber subido una ruta en yoyo ó al menos supongo que así fue y haber hecho mi primer rappel por la clásica “Dedos de Clark Kent”, pero lo que más recuerdo fue que la pasé peor que el pobre Daniel San después de una de las tantas golpizas que recibió… pasé miedo, me cansé, me raspé y al otro día no había pestaña que no me doliera, pero a pesar de todo eso, hubo algo que me hizo regresar… que me hizo regresar para nunca más dejarlo.


Hacíamos de todo un poco y francamente dudo que hubiéramos sido muy buenos en algo, pero eso sí, íbamos igual a la roca que a la montaña, al cerro de San Miguel que a “Los Perros”, a un torneo de Karate ó acampar en “Peñas Cargadas”, en fin, nunca dijimos que “no” a algo y siempre lo hicimos con mucho entusiasmo y sobre todo con mucho deseo. Ahí quizá da inicio mi teoría de la “Triple D”… con el Deseo.

Ya para finalizar y regresando a 1984, encontré una foto tomada al final de un día de escalada en Los Remedios, en la cual traigo mi sudadera preferida de la época, nada más y nada menos que de los Juegos Olímpicos de ese año, lo cual me hace pensar que llevo mucho más tiempo escalando ó al menos intentando hacerlo. Pero sin duda alguna, en éstos 24, 22 ó sean los años que sean, el tiempo no ha pasado en vano…


No hay comentarios:

Publicar un comentario